martes, 4 de junio de 2013

OPINIÓN
La importancia de la juventud en la comunidad

En un país en constantes situaciones de crisis es inevitable que parte de su juventud viva decepcionada, porque normalmente se da cuenta que en esas condiciones hay muy poco para elegir. Que la actitud de los mayores deja mucho que desear y que en este momento ya casi han dejado de ser un ejemplo. Todo esto hace que los jóvenes naveguen a la deriva, mientras tratan de encontrar un sitio que les brinde algo de bienestar.





La adolescencia es la edad en que se conoce muy poco de la vida, el joven tiene sueños, ilusiones, fantasías, pero hay algo que no puede ignorar: ser protagonista de su propia vida. Es la edad que pueden mejorar, cambiar, controlar y regir sus actos y afirmándose en cada etapa que transcurra.
Es cierto que la mayoría de ellos viven temiendo ser rechazados, mal juzgados o simplemente descuidados por sus amigos o compañeros de trabajo, incluso sus propios padres. Situaciones enojosas y hostiles que puedan desatarse en el hogar, incomoda la relación entre padres e hijos.
Analizando todo lo que puede ocurrir en un hogar, uno de los pilares fundamentales de una buena crianza de los hijos es hacer que ellos se sientan responsables y útiles para el grupo familiar y sus padres no crean que el clima de autoritarismo es superior al de tranquilidad y contención.
En este momento y dadas las situaciones económicas actuales, ya sea por falta de trabajo o bajos sueldos, los hijos se ven privados de cosas que ya nosotros envidiábamos a amigos de la infancia, por no poder contar con cosas que nos hubiera gustado tener, y por querer satisfacer a los nuestros buscamos otras ocupaciones tratando de prosperar y a causa de ello descuidamos la educación y cultura; no tenemos en cuenta quienes son sus amigos, a que lados concurren. Es decir, descuidamos sus valores morales sin siquiera preocuparnos por ello. Así son las consecuencias., que tal vez ya no se puedan corregir.
No debemos ignorar que los padres son los proveedores incondicionales de cosas, exigiendo más de lo necesario y, en realidad, eso no favorece al chico, que debe aceptar la realidad y aprender a tolerar las frustraciones. Es necesario aceptar que somos parte de una generación, en muchos casos aturdida, delirante de tantos cambios que permanentemente ocurren, pero como padres al fin no debemos escatimar esfuerzos en la crianza de los hijos y tratar en lo posible, que no sufran desilusiones y tengan muchas esperanzas de encontrar un ambiente que los aleje de todo lo que sea droga, vicios, alcohol, mal vivir, deshonestidad.
Es obvio que si queremos que así ocurra, tratemos por todos los medios de no cometer errores y hacerles comprender que la vida es muy corta y debemos aprovecharla al máximo y de la mejor manera.

TUTORA: LINA ALVEAR DAVILA

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